Ayer leí un artículo en el que se defendía el «capability approach», esto es, el enfoque centrado en las capacidades humanas, desarrollado por Martha Nussbaum y Amartya Sen. ¿Qué me convence y qué no me convence de ese enfoque ético?
Por lo pronto, estoy de acuerdo en que el enfoque es una manera de superar las limitaciones del utilitarismo, no solo del utilitarismo clásico, sino incluso del utilitarismo contemporáneo o «utilitarismo de las preferencias». Así, el ser humano deja de ser visto como un individuo lleno de deseos o intereses de todo tipo, deseos o intereses ordenados en función de sus preferencias, para ser entendido como un ser bio-socio-psicológico que tiene necesidades y facultades. En consecuencia, el objetivo ético deja de ser el procurar placer (o evitar sufrimientos) o satisfacer los principales deseos del individuo, para pasar a ser el de contribuir con el desarrollo de sus principales facultades o competencias. Lo que se busca no es el individuo satisfecho de los hedonistas, sino el individuo que puede y quiere desarrollar (y continuar desarrollando indefinidamente) sus capacidades constitutivas como ser humano: capacidades biológicas, cognitivas, emocionales, sociales, etc.
Nussbaum presenta en varios de sus tratados listas de «capabilities» que, independientemente de la cultura de pertenencia, se podrían encontrar en todo individuo, a manera de «constantes antropológicas universales». El listado podrá ser discutible, pero creo que es encomiable el esfuerzo de la autora -y también de Sen- por aislar aspectos universales que vayan más allá de los consabidos «comer, beber, reproducirse, contar con un techo y con salud».
Repito: si debiera elegir entre los dos enfoques, me quedo sin duda con el «capabilities approach». El utilitarismo, todo utilitarismo, tiene una concepción demasiado burda del hombre, y cuando el pensador utilitarista comienza a refinar esa concepción, a la corta o a la larga termina desembocando en una visión muy próxima a la del enfoque centrado en las capacidades.
¿Qué es ahora lo que no me cierra del «capabilities approach»? Es esto: que yo creo que, si debemos establecer un objetivo ético, ese no puede ser ni el de saciar los apetitos del hombre ni el de desarrollarle sus capacidades, porque, al fin y al cabo, las capacidades no son un fin en sí mismo sino medios, medios para otro fin. ¡Atención! No digo que el fin del político y del educador no daba ser el de generar las condiciones para que el individuo desarrolle sus capacidades, pero lo esencial del hombre es realizar el plan de vida que se ha trazado libremente. Para decirlo claramente: uno desarrolla sus facultades físicas, mentales, relacionales, etc., para así poder fijarse autónomamente un proyecto existencial y buscar cumplirlo. Para eso vivimos (y para eso nos desvivimos, como cuando morimos por un ideal). No habría nada más patético, no habría un mentís más claro, que el ver un ser humano con todas sus capacidades desarrolladas pero… sin un objetivo de vida, por modesto que fuera. Una vida humana puede ser lograda, puede tener sentido, puede «estar justificada», como diría Borges, incluso cuando el individuo no haya podido desarrollar todo su bagaje de capacidades (por ejemplo, por haber crecido en un país que está desde hace años en guerra como Siria).
En síntesis, mi crítica a Nussbaum es que la meta de la ética y la política no debe ser el desarrollo de las capacidades humanas por sí mismo; la meta ha de ser el generar las condiciones que le permitan luego a cada persona fijarse un rumbo y seguirlo. Para ello son necesarias las «capabilities» individualizadas por Nussbaum, ¿quién lo duda?, pero no hay que confundir medios con fines.