La eutanasia en Bélgica (segunda parte)

En esta serie de comentarios al nuevo libro sobre la eutanasia en Bélgica (vean la primera entrada para más información), hoy quisiera decir unas palabras sobre los dos ensayos siguientes.

(1) Catherine Dopchie es oncóloga y posee una sólida experiencia en el seguimiento y tratamiento de pacientes terminales. En tanto objetora de conciencia, les explica a los enfermos que recurren a ella que no está dispuesta a, eventualmente, practicarles la eutanasia, pero sí a acompañarlos hasta el fin de sus días dentro de los márgenes que establece la medicina paliativa.

Si bien no lo expresa en estos términos, uno podría decir que para la autora la eutanasia se vuelve un recurso totalmente prescindible desde el momento en que existe una mejor oferta de cuidados paliativos, con un personal sobre todo entregado en cuerpo y alma a acompañar al moribundo. De hecho, su ensayo consiste fundamentalmente en la descripción de un puñado de casos “exitosos” en los que ella y sus colegas han asistido a los pacientes terminales con total dedicación, otorgándoles una gran calidad de vida a los días finales.

Dopchie ha vivido la legalización de la eutanasia en Bélgica como una afrenta personal y profesional. En sus palabras, la práctica eutanásica ha degradado la medicina y convertido al médico en un instrumento, un instrumento para la satisfacción del deseo del paciente que ya no quiere vivir más. De allí el título de su contribución, “The doctor turned into an instrument” (“El médico convertido en instrumento”).

El tono humanista del ensayo de Dopchie, que por momentos deja entrever un optimismo para mi gusto algo ingenuo, me motiva el mismo tipo de reflexión que ya hacía en el post anterior. ¡Ojalá existieran más profesionales de la salud como los pinta la autora, pero aún así creo que el problema de la eutanasia no desaparecería! Además, si ni siquiera los belgas están conformes con su oferta de medicina paliativa, que es una de las mejores del mundo, ¿qué nos queda esperar del resto de las sociedades?

(2) El otro ensayo al que quiero referirme es el de Willem Lemmens, “When conscience wavers. Some reflexions on the normalization of eutanasia in Belgium” (“Cuando la conciencia remuerde. Algunas reflexiones sobre la normalización de la eutanasia en Bélgica”).

Lemmens, profesor de filosofía, intenta esbozar una reflexión de corte más bien antropológico. Para él, la eutanasia es indefectiblemente una transgresión, esto es, acto que va más allá de las fronteras de lo acostumbrado y lo natural. La cuestión fundamental, en su opinión, es que este acto se ha normalizado e incluso trivializado en la sociedad belga. Todos los sectores a favor de la eutanasia, desde los jueces hasta los médicos, desde los legisladores hasta los periodistas, habrían contribuido a esta “normalización de la eutanasia”, un fenómeno cultural lamentable –sostiene–, ya que “en tanto acto trasgresor, la eutanasia debería seguir siempre siendo controversial y, en lo posible, remorder la conciencia del médico y, por extensión, de la sociedad toda” (pág. 36). La reflexión que me motiva el ensayo de Lemmens es la siguiente. Por un lado, yo también estoy de acuerdo con que las decisiones médicas existenciales que tomamos no deberían nunca trivializarse. Practicar la eutanasia no tiene que convertirse en algo cotidiano y banal. Sin embargo, en toda sociedad es posible notar que ciertos actos que comienzan siendo vistos como transgresiones, tarde o temprano pierden ese carácter, y no necesariamente para mal. Por ejemplo, en sus inicios el trasplante de órganos también era una transgresión, y hoy se ha vuelto una práctica en cierto sentido rutinaria. Personalmente, no deseo que la eutanasia voluntaria, en cualquiera de sus formas, se vuelva un acto irrelevante y cotidiano, pero tampoco deseo que alguien me obligue a vivir en una “normalidad” que no comparto. La exhortación de Lemmens vale como la luz amarilla de un semáforo: “Atención”, y no como la luz roja, la imposibilidad de seguir adelante.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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2 respuestas a La eutanasia en Bélgica (segunda parte)

  1. Xavier Tamarit dijo:

    Una obra de teatro basada en un caso real. Impactante. Asistí a la presentación, con posterior charla con el médico (el de verdad, no un actor) https://teatrodelbarrio.com/celebrare-mi-muerte-gira/

    • Gracias, Xavier, por el enlace a la página web del teatro. Había leído algo sobre la historia de Marcos Ariel Hourmann, el médico condenado que, no obstante, nunca dio el brazo a torcer.

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