La eutanasia en Bélgica (primera parte)

Bélgica ha sido uno de los primeros países en legalizar la eutanasia voluntaria. De hecho, la legalización belga ocurrió en 2002, tan solo unos meses después de la neerlandesa. Pero mientras que en el ámbito hispanohablante se habla mucho de los Países Bajos, no se escucha tanto de la situación en el país vecino.

La ley belga que regula las prácticas eutanásicas ha sido desde su entrada en vigor bastante flexible; ello permitió, por ejemplo, que en 2014 se introdujera una modificación gracias a la cual incluso los niños menores de 12 años pueden solicitar la eutanasia, en caso de reunir los requisitos especificados por la normativa. Igualmente, la condición de “sufrimiento intolerable”, sea físico o mental, se extendió no solo a aquellos que padecen enfermedades corporales, tales como el cáncer o la esclerosis lateral amiotrófica, sino también a los pacientes psiquiátricos con trastornos severos e incurables.

Por lo que tengo entendido, el proceso de discusión, aprobación e implementación de la ley fue mucho menos polémico en Bélgica que en otras latitudes. Al menos para quienes, como yo, la vemos desde fuera, la belga parece ser una sociedad pluralista, dispuesta a aceptar distintas formas de vida (y de muerte) entre sus ciudadanos, mientras no se altere la convivencia.

De todos modos, tolerancia no es sinónimo de indiferencia; en efecto, en Bélgica hay un sector importante de la población que se opone a la eutanasia. Dentro de ese sector, hay un buen número de enfermeros, médicos de todas las especialidades, terapeutas, bioéticos, etc., empeñado en mostrar que hay alternativas preferibles a la muerte voluntaria.

Recientemente, la editorial Springer a puesto a disposición de todo interesado el libro Eutanasia: en busca de la historia completa. Experiencias y reflexiones de los doctores y enfermeros belgas, editado por Timothy Devos.

El original fue publicado en francés en 2019, mientras que la traducción al inglés apareció este año. Aquí les indico el enlace para descargar el PDF: Euthanasia. Experiences and Insights of Belgian Doctors and Nurses.

A partir de ahora voy a publicar una serie de entradas en este blog comentando los principales ensayos contenidos en el libro.

Hoy me voy a concentrar en el primero de los ensayos, el de Eric Vermeer, cuyo título es “The slippery slope syndrome”, algo que podríamos traducir como “El síndrome del desliz moral”. Justamente, el objetivo del autor es señalar críticamente el hecho de que la práctica eutanásica se ha “trivializado” o “banalizado” en Bélgica. La eutanasia, que probablemente hace tan solo unas cuatro o cinco décadas, era un tabú, pasó en los últimos años a ubicarse en el extremo opuesto, al punto de volverse una realidad cotidiana como cualquier otra. Vermeer, un profesional de la salud polifacético (es enfermero, terapeuta, asesor en cuestiones de bioética, etc.) no solo se ha opuesto a la ley belga de fin de vida, sino que activamente busca señalarle a los pacientes las diversas alternativas con que cuentan en su estadio final. Armado de numerosos ejemplos tomados de su labor cotidiana, argumenta que la opción por la eutanasia nunca es fácil y que muchas veces detrás de ella se esconden no la autonomía y la dignidad, sino por el contrario la falta de autoestima, la soledad, la impotencia, cuando no la indiferencia de los familiares del moribundo.

Quisiera hacer dos comentarios al artículo de Vermeer. En primer lugar, no puedo sino expresar mi admiración a todos aquellos profesionales de la salud que, con su tiempo, con su dedicación, con su entrega y con su profesionalismo y humanidad a la vez, hacen lo posible para que los pacientes terminales a su cargo se encuentren mejor. Para un enfermo, a veces el simple hecho de saber que puede contar con un enfermero o con un médico, puede marcar la diferencia entre un estado anímico y otro, entre el día y la noche del alma. Ojalá nuestros hospitales, nuestras clínicas, nuestros consultorios, nuestros asilos e incluso nuestros propios hogares fuesen más humanos y cálidos; ojalá en todos estos lados la consideración, el respeto y, por qué no, incluso el amor fueran las cualidades que permearan las relaciones de los enfermos y los profesionales de la salud.

Sin embargo, y pasando al segundo punto, pienso que incluso en un ambiente ideal, utópico diría, como el que acabo de señalar inspirado en Vermeer, la cuestión de la eutanasia no se resolvería. Porque así como hay pacientes que cuando encuentran calor humano cambian su manera de ver la vida y la muerte, hay también otros que no lo hacen. Hay muchas historias de pacientes, que el autor no considera en su ensayo, que muestran que un moribundo puede sentirse comprendido y contenido no solamente por sus médicos, sino por toda su familia y por los amigos que le quedan, y que, no obstante, opta con íntimo convencimiento por ponerle un punto final al estado deplorable que se encuentran. Por eso sigo pensando que la muerte voluntaria debe ser una de las alternativas viables para todo enfermo capaz.

Además, no olvidemos que la realidad de los hospitales, en Bélgica y en todo el mundo, dista mucho de la que Vermeer nos pinta, seguramente de buena fe. Repito: ojalá las cosas fueran como el autor desea, pero la realidad es bastante más cruda. Ser amoroso y predicar el amor son tal vez las mejores cualidades para un ser humano, pero ni lo uno ni lo otro puede hacer frente a la realidad hospitalaria actual. Necesitamos leyes “pragmáticas” que respondan a nuestras realidades tal como son. Y la ley belga, aun cuando sea mejorable, da una respuesta a una situación que, de otro modo, sería mucho peor.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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2 respuestas a La eutanasia en Bélgica (primera parte)

  1. Irene dijo:

    Comparto tu opinión. He investigado el tema en profundidad, escribí una novela sobre él, «La máscara del verdugo» y he llegado a la conclusión de que cada quien juega un papel en este debate de vida: El de los «pro» es promover un derecho fundamental que debe estar al alcance de todos y el de los «contra» es mantener una actitud vigilante que evite los abusos/delitos que bien podrían cometerse amparados en la eutanasia.
    Por otra parte, y si estás interesado en conocer un escenario distinto, digamos Latinoamérica, donde la ley de eutanasia se desarrollaría de una manera «diferente», te invito a buscar la entrada «Distopías» en mi WP, https://mibitacoradigitalirenedesantos.com/2021/05/01/distopias/.

    • ¡Muchas gracias, Irene, por tu comentario y el enlace! De acuerdo en esta necesidad de buscar el justo medio entre los extremos, un equilibrio para nada sencillo pero no imposible de lograr.

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