¿Qué es el moralismo de los medios? El means moralism, como se dice en inglés, es la posición según la cual un objeto determinado no puede ser considerado valioso si es resultado –total o parcialmente– del empleo de medios éticamente condenables.
Pongamos un ejemplo. Supongamos que me acabo de comprar una camisa que me queda muy bien: la tela es sedosa, el corte es excelente y la terminación es estupenda. Como se sabe, la ropa no tiene solamente un valor instrumental (protegernos del frío, cubrir la desnudez, etc.), sino también otros tipos de valores, como incrementar el bienestar (nos hace sentirnos bien el estar bien vestidos) y reafirmar la pertenencia a un determinado grupo (los profesores universitarios tienen que ir a dar clases vestidos de camisa, no de remera).
Siguiendo con el ejemplo, supongamos que la prenda recién comprada satisface todas las demandas anteriores (las corporales, las psicológicas, las sociales, etc.), pero que poco después de haber realizado la compra me entero de que la empresa que produce esas camisas tiene fábricas en Bangladés en las que se explota miserablemente a sus trabajadores, muchos de los cuales son incluso niños.
Según el moralismo de los medios, tras haber conocido la verdad que se escondía detrás de la producción de la camisa ya no puedo seguir considerándola como una buena prenda: la “mancha moral” termina opacando la evaluación sumamente positiva que me había hecho durante e inmediatamente después de la adquisición.
No es que de golpe la camisa ya no me calce bien o que su tela haya perdido la sedosidad inicial. El punto es que mi juicio final es una sumatoria de varios juicios de distinta naturaleza dentro de los cuales está el juicio moral, y que si el juicio moral es negativo el valor total de la prenda disminuirá drásticamente.

Pongamos otro ejemplo, esta vez más complejo. Pocas personas podrán decir que el espectáculo de las pirámides de Egipto no es impresionante. Son monumentos únicos de un grandísimo valor arquitectónico e histórico. Ahora bien, ¿podemos seguir admirando las pirámides cuando tomamos en cuenta que para su construcción fue necesario el sacrificio de miles de esclavos? ¿No eclipsa el conocimiento de este medio la valoración final del objeto?
Por supuesto, acá alguien puede decir que la esclavitud es una práctica condenada en nuestra cultura, pero que en las civilizaciones de la Antigüedad era una realidad que no generaba ningún tipo de cuestionamiento moral: así era la vida, algunos eran maestros y otros esclavos, y ambos aceptaban su destino como algo natural o divino.
Vayamos a un último ejemplo, de nuevo en nuestra cultura. Supongamos que estoy saboreando un pedazo de gouda, pero, tras preguntarme por la proveniencia del queso, descubro que ha sido hecho con leche de vacas lecheras tratadas del modo explotador con el que normalmente la industria moderna trata a los animales (vacas confinadas en espacios reducidos, alimentadas artificialmente, privadas de sus crías no bien nacen para poder dar leche sin interrupción, faenadas tan pronto como baja su rendimiento, etc.). Ese saber, ¿no termina arruinándome el gusto hasta entonces cremoso y placentero que hasta entonces me producía el producto lácteo?
El punto del moralismo de los medios es que nuestro juicio final sobre un determinado objeto (prenda, obra de arquitectura, alimento, etc.) resulta de la sumatoria de varios juicios parciales; para la evaluación definitiva es importante considerar todos los factores, morales y extramorales. Así, sería ridículo tratar de convencerme de que esta otra camisa me queda bien solo porque ha sido hecha de un modo éticamente homologable, pero por otro lado sería cínico decir: solo me interesan los resultados, si un producto es cómodo, lindo, etc., no importa quién haya debido perecer en su producción.