¿Cómo sigue la cosa con la pandemia por acá? Miren, les cuento una pequeña anécdota para que se den una idea. Ayer por la mañana fui a la home page de uno de los principales diarios griegos y, para mi sorpresa, no apareció en la pantalla ninguna noticia relacionada con el coronavirus. ¡La primera vez que me pasa eso en todos estos últimos meses! La primera plana estaba dedicada a otros temas supuestamente más candentes: la relación con los vecinos turcos, la reactivación de la economía de cara a la temporada turística, la elucubración de nuevos modelos astrofísicos para explicar el ingente volumen de la materia negra en el universo…
Con esto no quiero darles a entender que la pandemia haya desaparecido del interés mediático y menos aún que la situación en Grecia esté tan bien que nos podamos dar el lujo de dar vuelta la página de este capítulo de la historia reciente. Solo quiero decir que para muchos la pandemia ya no es el primer problema o que, al menos, ha dejado de serlo por el momento.
En las grandes ciudades se sigue usando la mascarilla (aunque muchos la usen no para cubrirse la nariz y la boca, sino para proteger el mentón y la barbilla, vaya a saber uno de qué agresión). Lo que sí, cada vez hay menos personas respetuosas de la distancia recomendada, por ejemplo, en la cola para pagar. Para mí, guardar dos metros de distancia respecto del cristiano que tengo adelante me parece la cosa más fácil y menos costosa del mundo, pero se ve que la norma va contra la naturaleza de los griegos, pueblo al que le encanta apelotonarse y más aún colarse.
Seguramente, a este clima generalizado de relajamiento contribuye el hecho de que cada semana se sigan levantando más y más barreras. Desde hace unos días, por ejemplo, volvieron a abrirse los gimnasios, incluso los que funcionan en espacios totalmente cerrados y ventilados con equipos de aire acondicionado centralizados.
Los cines de verano también reabrieron sus puertas y el fin de semana pasado llevé a mis hijas a ver Soul. Pude constatar que todo funcionaba como en el verano pasado: no hay intervalo, para evitar que la gente vuelva a amontonarse frente a la cantina en busca de más papitas fritas y gaseosas (antes del inicio del film sí estaba abierta), los sillones están agrupados de a dos, con un espacio generoso entre par y par de asientos, etc.
No obstante, los números que publican diariamente los epidemiólogos no son todo lo reconfortante que uno quisiera. Por ejemplo, anteayer la cifra de muertos rondó los 40 y ayer los 20. El nivel de ocupación de las camas críticas en terapia intensiva sigue fluctuando más o menos por la mitad. En otras palabras: es innegable la tendencia a la baja en todos los indicadores, pero el peligro no se esfumó.
Todo hace pensar que este mes que comenzó es decisivo: en junio se juega el destino del próximo año laboral y lectivo griego. Si este mes se vacunan los cientos de miles de ciudadanos que espera el gobierno, puede que el famoso “τείχος ανοσίας” (o “muro de inmunidad”) sea una realidad a partir de setiembre. Los “indecisos” y los rezagados tienen que vacunarse ahora, porque en julio y agosto van a tener otras prioridades, en particular, las vacaciones y los fines de semana en la playa.
Cuando escribo esto, tengo presente la exhortación que lanzaron días pasados los epidemiólogos británicos: hay que terminar de vacunar a todos y con las dos dosis, porque el riesgo de dejar las cosas a medio camino es enorme. De hecho, Gran Bretaña, celebrada como una de las primeras naciones en dejar atrás el confinamiento gracias a la campaña de vacunación, perdió el ímpetu inicial y se encuentra con un número importante de ciudadanos sin la segunda dosis, lo que significa que la herd immunity no es aún una realidad, sino todo lo contrario: la variante de la India comienza a difundirse por la isla de manera peligrosa porque aparentemente una sola dosis de la vacuna de AstraZeneca no alcanza para frenar la nueva mutación.
Un último punto: como indicaba más arriba, aquí ya se ha dado inicio, con toda la pompa del caso, a la temporada turística. Si todo va bien, se espera el arribo de millones de turistas del extranjero. Ahora bien, no cualquier veraneante va a poder entrar, sino solamente aquellos que provengan de países con los cuales Grecia tenga convenios (por supuesto, en esta lista están incluidos in primis los países de la Unión Europea). Además, los turistas van a tener que mostrar su certificado inmunitario: solo quienes estén vacunados, quienes hayan hecho un test con resultado negativo antes de partir o quienes se hayan recuperado tras un contagio de covid van a ser admitidos.