De nuevo en cuarentena (8 de enero)

Sí, señor, seguimos en esta cuarentena que insisto en llamar a medias. Recorriendo ayer las calles del barrio, me preguntaba: ¿pero qué cuarentena es esta? Gente y autos por doquier. Y en las miradas de las personas no rezuma ningún miedo a contagiarse…

Esta imagen tan de “normalidad de los viejos tiempos” contrasta, ¿quién podría negarlo?, con otra, muy distinta, porque los pequeños negocios debieron volver a cerrar sus puertas, los restaurantes y los bares siguen a oscuras, con las sillas dadas vuelta encima de las mesas, los cines y los teatros todavía exhiben los carteles de los estrenos que habían hecho justo antes del cierre, allá por octubre…

A mí los grises no me convencen, y sobre todo en casos como estos, porque es inevitable pensar que la situación es injusta para algunos. Si dejamos que la gente circule por las calles como hormigas, una al lado de la otra, y se reúna a charlar con un conocido en una cita que se dieron en una plaza, ¿por qué la librería o la ferretería del barrio tuvieron que volver a cerrar, si de todos modos atendían en la entrada del local y respetando las normas del protocolo sanitario? ¿Por qué mi peluquero tiene que quedarse de brazos cruzados en su casa, si para cortar el pelo había que sacar un turno por teléfono, así nadie esperaba dentro del local?

Con todo, la buena noticia es que los chicos van a poder volver a los jardines de infantes y a las aulas de las escuelas primarias a partir del lunes. Sin embargo, los de la secundaria (los que acá van al gimnasio y luego al liceo, como se dice) van a seguir con las clases en línea. Igualmente, todas las actividades extraescolares, independientemente de la edad de los chicos, siguen suspendidas, a menos que los centros decidan retomar con la modalidad virtual.

Nadie sabe cuánto va a durar esta reapertura de los colegios primarios. Por lo pronto, aún no se insinuó el rebrote de contagios que todos temíamos para después de las fiestas. El número de muertos por día sigue rondando en los cincuenta (lo que no es poco para un país como Grecia) y el de intubados en los cuatrocientos, cifra lo bastante abultada como para dormirse en los laureles. Pero si la cosa sigue así, es factible hablar de una reapertura de la economía y de la educación paso a paso y para todos.

Mientras tanto, con demoras y con mucho aún de ensayo y error, comenzó la vacunación. Por lo pronto, los beneficiarios son el personal sanitario. Pero muchas personas de más de 60 años no ven la hora de que les llegue su turno.

La vacuna que se está inoculando es la de Pfizer-BioNTech. Pero los días pasados la Agencia Europea de Medicamentos aprobó la vacuna de Moderna, así que me imagino que en la segunda quincena del mes la oferta va a ser mayor. (Por lo que tengo entendido, la vacuna de Moderna no necesita ser conservada a temperaturas tan extremas como las de la Pfizer. Por eso tiendo a pensar que se la va a destinar, sobre todo, a aquellas regiones del país que no cuenten con tanta tecnología del frío. Por ejemplo, no sé cuántas islas pequeñas y medianas en Grecia disponen de refrigeradores que lleguen a -80 grados, aunque sí tendrán heladeras de hasta -20.)

Mi esposa se vacunó ayer. El único síntoma adverso que ha tenido hasta ahora es un poco de dolor en el brazo, pero no hinchazón, como cuando se puso la vacuna de la gripe los meses pasados.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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