El argumento de la pendiente resbaladiza y el «caso holandés»

Mi libro sobre la eutanasia incluirá una sección dedicada a analizar el «caso holandés». La razón es que algunos críticos ven en Holanda, el primer país que legalizó la eutanasia, un ejemplo meridiano de lo que indica el así llamado «argumento de la pendiente resbaladiza». Según este argumento, una sociedad que comienza tolerando y que incluso llega a despenalizar y legalizar la muerte voluntaria, tarde o temprano termina aceptando la práctica de la eutanasia forzada o sin el consentimiento del paciente. En otras palabras, el argumento sostiene que un caso aislado de eutanasia voluntaria o de suicidio medicalmente asistido puede no constituir, como tal, un acto ilícito o problemático, pero que la práctica sistemática de la muerte voluntaria, incluso regulada por la ley, corre seriamente el riesgo de caer en el abuso (en particular, en que se termine la vida de muchos pacientes vulnerables contra su voluntad o sin siquiera haberlos consultado y en que se proceda por motivos espurios, como el deseo de «sacarse de arriba una carga»).

Creo que hay buenas razones para pensar que el argumento de la pendiente resbaladiza no es válido. Hay sectores reacios a ciertos cambio que defienden su postura argumentando que la introducción de una nueva práctica (la eutanasia voluntaria, el divorcio, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, etc.) traerá consecuencias nefastas para toda la sociedad, ya que (se dice) cuando se cuestiona un principio milenario, se erosiona nuestra psicología moral. En otro post analizaré con más detalles este tipo de razonamiento. Por el momento, me limito a anticipar mi conclusión: el «argumento» de la pendiente resbalosa no es más que un ropaje para enmascarar el temor, el miedo o la aversión que a muchos les genera el cambio.

Pero más allá de si el argumento de la pendiente resbaladiza es válido o no, lo cierto es que Holanda no representa un ejemplo de una sociedad que, por haber comenzado a tolerar la práctica de la eutanasia voluntaria, ha caído en abusos. Y esto lo digo por tres razones:

En primer lugar, la práctica de la eutanasia comenzó a tolerarse en Holanda a comienzos de la década de 1970 y el primer estudio exhaustivo sobre el tema, el «Informe Remmelink», data de 1990. Así que no podemos saber si en esos veinte años ha ocurrido o no el desliz de que hablan los críticos. No hay datos confiables que nos permitan afirmar ni una cosa ni la opuesta.

En segundo lugar, los informes que se han realizado periódicamente desde 1990 en adelante muestran que los casos de abuso han venido disminuyendo, y no aumentando. Por ejemplo, en 1990 se contabilizaban 1000 casos de eutanasia activa practicada sin el consentimiento escrito del paciente. Cinco años después, el número había descendido a 900. Se trata, sin duda, de una cifra «alarmante» para un defensor de la autonomía de la persona como yo, pero la tendencia es clara: la despenalización y la regulación de la práctica eutanásica no han llevado a los Países Bajos a «descarriarse» y «caer en la barbarie», como se sugería, sino, por el contrario, a ir mejorando la situación (aunque a un ritmo más lento que el deseable).

En tercer lugar, ¿quién nos garantiza que en una sociedad como la argentina o la griega, en la que se condena la eutanasia voluntaria y no se dispone de estudios empíricos serios exhaustivos sobre la fase final de vida de sus ciudadanos, no se den más casos de abusos que en Holanda? Es innegable que en muchos países se comete todo tipo de abusos, solo que esos casos aberrantes no salen a la luz. Holanda ha tenido la valentía de legalizar la eutanasia voluntaria y de llevar a cabo estudios científicos que muestran cómo terminan efectivamente sus vidas los más de cien mil muertos que tienen por año, sin esconder nada. Sinceramente, no creo que en Argentina o en Grecia se dé, en cifras relativas, un número menor de «atropellos», por ejemplo, de eutanasias sin el consentimiento del paciente, que en Holanda.

Con lo anterior no quiero dar a entender que, para mí, en los Países Bajos esté «todo bien». Ha habido y sigue habiendo casos sumamente preocupantes y reprobables. Es necesario revertir esa situación, de modo que nunca más se practique una eutanasia forzada y que toda práctica de la eutanasia voluntaria respete las condiciones y los procedimientos que se han establecido. Ahora bien, ni Holanda es un ejemplo del desliz en el que presuntamente caería una nación que comienza tolerando la eutanasia, ni allí la situación ha sido más deplorable que en otros países que prohíben (no sin fariseísmo) toda forma de muerte voluntaria.

¿Qué irregularidades debe corregir Holanda? He aquí las principales:

  • Antes de practicar la eutanasia activa, el médico debe contar con la solicitud escrita del paciente. (Si el paciente no puede escribir, ha de recurrirse a otro medio, por ejemplo, a una declaración oral grabada frente a un notario.)
  • Antes de practicar la eutanasia, el médico debe consultar a dos colegas más que no hayan estado siguiendo el caso hasta ese momento. El aval de los colegas es esencial antes de seguir adelante.
  • Una vez practicada la eutanasia, el médico está obligado a declarar lo ocurrido ante las autoridades competentes. En ningún caso ha de expedirse aquí un certificado de muerte indicando que se ha tratado de una muerte natural.
  • Antes de practicar la eutanasia pasiva (la interrupción de los tratamientos y del sostén vital en pacientes terminales) o la eutanasia indirecta, el facultativo ha de contar con la solicitud escrita del paciente y consultar a dos colegas, tal como se indicaba para los casos de eutanasia activa directa.

Una última observación: Holanda no es el único país que legalizó la muerte voluntaria. Bélgica, por ejemplo, introdujo la eutanasia pocos meses después, y allí no se constatan las irregularidades de sus vecinos del Norte. El estado de Oregón, en Norteamérica, ya había legalizado el suicidio asistido a mediados de la década de 1990; tampoco allí se han registrado tantos casos problemáticos como en Holanda. Yo insisto en que en Holanda no se cometen más abusos que en otras sociedades más conservadoras, pero incluso aceptando que ello pueda ser cierto: Holanda no es el único país que ha legalizado la muerte voluntaria, y las experiencias de Bélgica, Luxemburgo, Oregón, Vermont, Suiza y otros han sido claramente más positivas.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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