Si uno se atiene simplemente a la etimología, “ateo” es quien niega la existencia de Dios. Sin embargo, el ateísmo no consiste únicamente en la negación de la existencia de Dios (o de Alá o Jehová). El ateísmo rechaza la existencia del orden sobrenatural. Para el ateo, no solamente no hay Dios, sino que no hay entidades divinas o espirituales. Todo lo que hay, para él, son fenómenos y seres “naturales” o “de este mundo”.
Por tal razón, el creyente puede despreciar y acosar al supersticioso, pero, en el fondo, sabe que entre ellos hay gran afinidad, que comparten algo que les es muy caro: la creencia en un orden sobrenatural. El peor «enemigo» del creyente no es el brujo, el mago o el curandero, sino el ateo.
En este sentido, es curioso notar que Sócrates en su apología se defiende de la acusación de ateísmo no afirmando públicamente que cree en los dioses del Olimpo, sino señalando que siempre ha invocado a los espíritus. Para Sócrates es obvio que si uno cree en el mundo sobrenatural y busca tener contacto con él, cree y reconoce a los dioses oficiales de la ciudad griega. Como si dijera: «no puede ser ateo quien, como yo, cree en las fuerzas espirituales».
“I teach and believe in divine or spiritual agencies (new or old, no matter for that); at any rate, I believe in spiritual agencies […] and yet if I believe in divine beings, how can I help believing in spirits or demigods; -must I not? To be sure I must. […] Now what are spirits and demigods? are they not either gods or the sons of gods? […] no one who has a particle of understanding will ever be convinced by you [Meletus] that the same men can believe in divine and superhuman things, and yet not believe that there are gods and demigods and heroes.” Sócrates, Apology 27-28.
Dicho sea de paso, la misma postura la encontramos en Diógenes el Cínico. Cuando alguien le preguntó si creía en los dioses, su respuesta no fue «sí» o «no», sino que exclamó con humor sarcástico: «How can I help thinking so, when I consider you to be hated by them?» (Diogenes Laertius, The Lives and Opinions of Eminent Philosophers)