La crisis griega y las recomendaciones «desde afuera»

A pesar de mis sospechas (que luego mostraron ser fundadas), anteayer terminé yendo a una charla que daba el director de uno de los think tanks con más peso en Bruselas. No podría decir que el conferenciante fuese un charlatán ni tampoco creo que tomase las cosas a la ligera, pero su presentación dejaba mucho que desear. Me daba vergüenza ajena y frustración ver como un personaje de estos presentaba datos, indicaba alternativas políticas, criticaba y sugería con una increíble falta de rigor y profundidad. Y ni que hablar de la carencia absoluta de un marco teórico.

 

Como fuese, el tema de la charla era… era… ¿cuál era en realidad?, ah, sí, algo así como lo que debería hacer Grecia para crecer (económicamente). (Estos señores, que hablan con la seriedad con la que uno se imagina que tendría un obispo condenado a la excomunión a un hereje y que influyen en el diseño de las políticas europeas, no saben ni siquiera darle el título adecuado a sus ponencias.)

 

Pero bueno, quiero ahora olvidar todas esas desprolijidades y, poniendo buena voluntad, tratar de sacar en claro cuál era su propuesta para que Grecia, finalmente, vuelva a crecer. Según el conferenciante, son dos las cosas por hacer: por un lado, reformar, o seguir reformando, el Estado de manera de hacer sus instituciones más eficientes y menos costosas, y, por otro lado, exportar, exportar mucho, exportar a toda costa. En el auditorio hubo preguntas y críticas, pero me sorprendió que nadie le preguntase, por ejemplo, cómo puede hacer un país relativamente débil como Grecia para exportar con una moneda tan fuerte como el euro. También me sorprendió que nadie le objetase el no tener en cuenta un hecho básico: Alemania, que tanto reniega de sus ineficientes vecinos del sur y los insta a exportar, es el país que más se ha beneficiado con la situación que tanto condena: ¡Alemania sigue siendo el principal país exportador en Grecia! Pero, a mi juicio, lo más inaceptable de todo es que ninguno se hubiese rebelado contra una de las condiciones que señalaba el expositor para potenciar la capacidad exportadora griega: reducir los costos laborales.

 

Economistas y politólogos (o simplemente opinólogos) gustan de términos como “to reduce labor costs”. Esta es, por cierto, una expresión pérfida; de por sí es una expresión vaga y “suena bien al oído” (recuerda a un médico recomendando “reducir el consumo de grasas”). Estoy seguro de que lo que tenía en mente el conferenciante era la necesidad de bajar (una vez más) los sueldos de los operarios y de los profesionales. No creo que haya tenido en mente la necesidad de bajar el sueldo y los honorarios de los top managers o limitar el margen de ganancia de las empresas, porque, considerando la gente que había en el salón, eso sí hubiese generado una revuelta.

 

Puedo aceptar el que alguien afirme que los salarios en Grecia, tanto en el sector público como en el privado, hubiesen sido desproporcionadamente altos hasta antes de la crisis y las medidas que se tomaron a partir de 2009. Puedo estar de acuerdo también con que todavía existan algunos grupos de obreros cualificados o de profesionales que cobran salarios demasiado altos. Lo que me resulta inaceptable es que no se tenga presente que el trabajador con una cualificación media o baja, o directamente sin cualificaciones, cobra un salario que apenas le alcanza para vivir, especialmente en una ciudad como Atenas. ¿Saben estos consultores (que por cada una de estar charlitas cobran algunos miles de euros) que hay personas que viven y mantienen una familia con unos 700 euros al mes? ¿No le pasa por la cabeza a esta gente que vivir con menos de una cierta cifra es algo, si no imposible, al menos degradante, indigno y embrutecedor? ¿Pretende la élite europea una ciudadanía culta y participativa mientras la condenan a vivir con salarios cada vez más miserables “así se puede exportar más”? ¿No viaja lo suficiente esta gente por todo el mundo para darse cuenta de que una sociedad que vive al límite de la pobreza y la marginalidad es una sociedad condenada a la inestabilidad social? En una sociedad como Grecia en el 2013, con un millón y medio de desocupados (más de un cuarto de su población activa) y un número grandísimo de personas y familias que viven con mucho menos de mil euros al mes, es hora de decir basta; es hora de decir basta a consultores y asesores irresponsables, cuando no cómplices.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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