Estoy leyendo la antología preparada por José María Merino, Cien años de cuentos. ¡Delicioso recorrido por el relato español del siglo XX! Ya voy por la mitad del grueso volumen y recién hoy me topé con el primer cuento noir. Es la historia de Juan García Hortelano titulada «Recuerdo de un día de campo».
En pocas palabras, se trata del encuentro fortuito de una prostituta que está buscando cliente y un policía vestido de civil, una tarde cualquiera. El hombre, inmóvil y tenso contra una pared, está en medio de una operación arriesgada e importante, cazar algún pez gordo, suponemos.
La situación en la que se encuentran los dos personajes es totalmente distinta. Ella, aparentemente una mujer charlatana y despreocupada, quiere «engancharlo», mientras que él, lacónico y atento al éxito de la operación, no encuentra manera de ahuyentar el «estorbo». Esta escena podría ser cómica, y de hecho hay algo gracioso en lo inoportuno de la aparición de la prostituta, pero el final es sórdido.
La historia tiene lugar en una España marginal, en un barrio cualquiera de una gran ciudad, en el que circulan sin temores prostitutas y mafiosos. La prostituta es, al fin, una pobre diabla, aquejada por un cáncer que en breve la postrará (este y los restantes detalles de su vida los conocemos porque no cierra el pico, mientras el policía, rígido, espera el momento de lanzarse a la acción). De él, del cana o, como se dice en España, del bofión, sabemos poco. Probablemente, su existencia sea también gris: alguien que debe cumplir tareas difíciles, peligrosas, fastidiosas, sin que todo ese sacrificio redunde luego en una mejora de su situación socio-económica.
La historia se va narrando de un modo tan tangencial y oblicuo, y son tan pocos y tan dispersos los elementos que van saliendo a la luz, que uno solo al final puede hacerse una idea cabal de qué ha sucedido: buen manejo de la técnica narrativa.
El final, ya lo dije, es sórdido, y no tal vez tanto por el escupitajo que él le raja a ella para que finalmente desaparezca, sino porque después de tanta acción la vida de ambos parece volver a su acostumbrado y sombrío curso.