Profecías e imágenes autorrealizadas

Existen dos tipos de procesos sociales que, si bien están emparentados, conviene distinguir claramente; el primero es el que se conoce como “profecía autorrealizada”; el segundo es el que llamaré “imagen autorrealizada”.

Un ejemplo de profecía autorrealizada es el siguiente. Un periodista anuncia que, debido a la manifestación organizada por tal o cual gremio, “el centro de la ciudad estará vacío durante todo el día”. En realidad, el periodista no sabe a ciencia cierta qué ocurrirá durante todo el día en el centro; sólo “profetiza” o “conjetura” algo. Lo que sucede es que Juan, Pedro y María, cuando escuchan o leen la noticia, piensan: “mm, si va a haber una manifestación y ya están diciendo que la ciudad estará vacía, seguramente el horno no va a estar para bollos. Mejor me quedo en casa y dejo para mañana las cosas que hoy tenía que hacer en el centro.” La profecía, la conjetura o, simplemente, la declaración irresponsable o tendenciosa del periodista condiciona la decisión que cada individuo toma. La agregación de esas decisiones individuales lleva a que se cumpla – a que se realice por sí solo – lo que se vaticinaba. En efecto, la ciudad permanece todo el día vacía, aun cuando la manifestación fuese pacífica y no tuviese gran convocatoria.
Está claro que las profecías no deben anunciar necesariamente eventos funestos. Si un grupo de rock que está de moda llega a la ciudad y el periodista profetiza esta vez que “el concierto será todo un éxito”, Juan, Pedro y María razonarán: “no pienso perderme semejante evento; no puede ser que todo el mundo vaya al concierto y yo me quede en casa”. El resultado es que la conjetura o la simple declaración del periodista termina convirtiéndose en realidad.

Las profecías autorrealizadas ocurren porque el escenario que se pinta del futuro influye en el proceso de decisión que, contemporáneamente, llevan a cabo cientos y miles de individuos. La supuesta “información” que se brinda en los medios altera la ecuación personal de costos y beneficios, inclinando la balanza para un lado o el otro. El fenómeno social que luego ocurre es un efecto secundario que surge de la agregación de las decisiones individuales. Nótese que el periodista (o quien fuese) predice algo, lanza una conjetura, cree prever el futuro; sin embargo, no está arengando ni, por lo pronto, motivando a la gente a que haga o se abstenga de hacer algo específico. Si así fuese, esto es, si el periodista no diera simplemente una “información”, sino que se propusiera motivar o intimidar a la gente, entonces estaríamos frente al segundo tipo de proceso social, el de la imagen autorrealizada.

Vayamos al siguiente ejemplo. El presidente de una organización sabe que su institución está en crisis y que, de no hacerse nada, a esta le esperan tiempos muy difíciles. En tanto responsable de la organización, se propone, por tanto, aprovechar todas las ocasiones que se le presenten de ahora en más para animar a los socios, para levantarles la moral y para instarlos a que contribuyan más. Cada vez que puede, toma la palabra y pronuncia un discurso: “Nuestra organización será una de las más exitosas de la ciudad. Transitamos, sí, tiempos difíciles, pero el futuro está de nuestra parte, etc., etc.”. El presidente no está profetizando o prediciendo algo, sino instilando en los socios una nueva imagen de la organización. Esa imagen positiva, se espera, terminará siendo internalizada por los socios quienes, en consecuencia, redoblarán sus esfuerzos y salvarán la institución al punto de volverla un ejemplo de organización exitosa.

Aquí los individuos no actúan tras considerar de manera aséptica costos y beneficios externos. Los individuos aquí no “calculan”, sino que actúan guiados por la nueva imagen que adquieren de sí mismos o de su comunidad. Si Juan se crea una imagen positiva de sí, o si Pedro le instila una imagen positiva, terminará actuando de una manera acorde con tal representación. Si María, en cambio, tiene una imagen negativa de sí, o si termina aceptando la imagen negativa que los otros le presentan, se comportará del modo correspondiente.

Norbert Elias, en su estudio sobre Wiston Parva, muestra cómo un grupo social puede internalizar una determinada imagen al punto que esta se convierte en la guía de la conducta de tales individuos. Una minoría étnica, por ejemplo, puede tener una conducta reprobable no porque tal minoría sea, en sí, diabólica, sino porque ha terminado aceptando y haciendo propia la imagen negativa, los clisés, las estigmas a que la mayoría la ha sometido durante años o, incluso, generaciones.

Concluyendo, la profecía autorrealizada, en tanto proceso colectivo, se basa en una probabilidad (disfrazada de “información”) que modifica el sistema de costos y beneficios en relación a los cuales los individuos deciden. En cambio, en el proceso de la imagen autorrealizada se incide en la imagen que los individuos y los grupos tienen de sí. (Creer que el individuo actúa sólo en función de un cálculo de costos y beneficios es tan ciego como suponer que este sólo actúa guiado por la representación que tiene de sí.)

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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Una respuesta a Profecías e imágenes autorrealizadas

  1. 6944969710 dijo:

    Dear Marcos, I am learning italian at the time, but I think I’ll switch to Spanish! I read your texts and understood most of the topics, without too many of the details, unfortunately… How could I get a translation, or continue the discussion? I am «working» a lot on such things as «self-prophecy» and the influence of self-talk! I’m sending my mail and tel. number as required, and hope you’ll write to me! Agnes Zirinis from the cafe Philosophy of Lexilogos

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