La situación en Grecia

Algunos amigos me piden que les dé un pantallazo de cómo está la situación en Grecia. Digo simplemente que tengo la sensación de que estamos viviendo un período de tregua. Las aguas están más tranquilas, como se dice, aunque el problema de fondo sigue latente. En lo político se ha logrado una cierta estabilidad. La coalición que lidera Samarás ha resultado más sólida de lo que se pensaba y, según las encuestas, hay más gente que apoya al gobierno o, al menos, que “le quiere dar una oportunidad”. Parte de esa estabilidad política se debe a que el gobierno ha recibido el préstamo que la “troika” había prometido. Por lo pronto, el fantasma de la falta de liquidez ha desaparecido, al menos por unos meses. Igualmente, el actual gobierno ha recibido los acostumbrados elogios de los grandes países y del FMI por haber cumplido con uno de los principales deberes impuestos: el de reducir el déficit. Las cuentas han mejorado. Por último, los mercados internacionales parecen empezar a confiar nuevamente en Grecia: ha mejorado la cotización de los bonos griegos. En resumidas cuentas, en lo que hace a la política y a las finanzas, el panorama está más tranquilo. (Esto lo digo teniendo en mente que el año pasado, por momentos, se tenía la impresión que el país “se iba al diablo”.)

 

Ahora bien, las cuestiones de fondo están lejos de haberse resuelto. Por lo pronto, todo hace pensar que también este año la economía se resentirá y el PBI volverá a caer unos puntos. Salvo para algunos sectores muy específicos, la situación es alarmante. El consumo interno sigue reduciéndose, cada día se cierran más negocios y empresas en todo el país, y la desocupación es del 27% (cifra oficial). Me pregunto sinceramente cómo se puede salir de este pozo cuando, en realidad, ni el gobierno ni la Unión Europea tienen un plan de desarrollo económico concreto. ¿Es acertado pensar que la estabilidad política y financiera por sí sola generará las condiciones para que en los próximos años las inversiones extranjeras aumenten de tal manera en los sectores industrial y de servicio, de modo que se creen un millón de nuevos puestos de trabajo?

 

Del mismo modo, la relativa estabilidad política y financiera no significa que el descontento y la frustración de la gente hayan desaparecido. Semana a semana se suceden huelgas y manifestaciones de todo tipo: en el interior, los productores agrícolas cortan las rutas con sus tractores, en las ciudades, la huelga de transporte deja a pie a miles de trabajadores, etc. ¿La sociedad puede soportar un nuevo ajuste? ¿Cuál es la gota que rebasa el vaso?

 

Por último, la coalición política actual no tiene toda la solidez que necesitaría. En las encuestas, el partido de izquierda SYRIZA ocupa el segundo lugar, muy cerca de los conservadores. La socialdemocracia de los Papandreu ha pasado a ser un partido menor, totalmente desacreditado. El resultado que obtuvo en las últimas elecciones es francamente vergonzoso. Y mientras, la tercera fuerza política es ahora Aurora Dorada, un movimiento de extrema derecha, nacionalista y populista.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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