De nuevo en cuarentena

Algunos amigos y conocidos me preguntan cómo van las cosas por acá, por Grecia. Se sobreentiende: cómo van las cosas con la pandemia. La respuesta directa es: estamos de nuevo en cuarentena estricta o “lockdown”, como le dicen los griegos. Eso significa que los negocios están cerrados (a excepción de los supermercados, los negocios de alimentos y bebidas, los quioscos y las farmacias), que los chicos no van a la escuela (tienen clase “a distancia” o virtual) y que no se puede circular sin una razón determinada (hay que enviar antes de salir de casa un SMS especificando el motivo de la salida, a menos que se posea un permiso de trabajo expedido por el dador de trabajo).

Hay varias diferencias entre esta cuarentena y la que vivimos en abril y mayo pasados. Creo que la más importante es que las empresas ahora siguen funcionando, sobre todo aquellas que no tienen contacto directo con el público. Por ejemplo, las fábricas siguen en operación. Lo bueno es que con esto la actividad productiva del país no se ha detenido. Y es esta la razón por la que hay tanto movimiento en las calles. Esto lo digo porque si hay algo que me impactó de la pasada cuarentena fue la paralización y el vaciamiento de las calles. Ahora no. No diría que el tráfico es “normal”, pero durante todo el día la ciudad está llena de autos, motos, camiones, colectivos y peatones.

Otra diferencia entre las dos cuarentenas es el uso de las mascarillas, tapabocas o barbijos. Ahora todos tenemos que llevar mascarilla no bien salimos de casa. En la primera cuarentena, me acuerdo, no era obligatorio el uso de estas mascarillas. Es más, todavía no había consenso científico acerca de su utilidad para frenar la difusión del coronavirus. Y como muchos argumentaban que usar o manipular mal la mascarilla es peor que no llevar nada, se aconsejaba solo guardar distancia, sobre todo en la cola de los negocios.

La tercera diferencia que me viene en mente es la prohibición absoluta de circulación entre las nueve de la noche y las cinco de la mañana. Durante la noche solo pueden salir los que tienen que ir a trabajar. (Ahí sí que se vacían las calles y la ciudad queda sumida en un silencio extraño, casi metafísico.)

¿Por qué en Grecia se volvió a la cuarentena estricta? Porque de golpe los números empezaron a duplicarse cada dos o tres días hasta que se llegó a un cuadro epidemiológico “amenazante”. Para decirlo concretamente, de tener un par de decenas de infectados diarios, el país pasó a tener en unas poquitas semanas unos dos mil quinientos contagios diarios (confirmados). O sea, durante el largo verano que tuvimos y hasta bien entrado setiembre, las cifras de infectados eran muy baja, tanto que casi nos habíamos olvidado de la pandemia. Pero hacia fines de octubre los números ya aumentaban exponencialmente y “había que hacer algo” para frenar ese ascenso.

Pero la verdadera alarma no fueron los contagios en sí, sino el número de personas que se enfermó gravemente de COVID y tuvo que empezar a ser hospitalizada. El aldabonazo lo dio el número rápidamente creciente de pacientes en las unidades de terapia intensiva, sobre todo, de los pacientes que han debido ser intubados. En algunas regiones de Grecia, sobre todo en el norte, la ocupación de camas con ventilación mecánica llegó al cien por ciento, así que algunos enfermos recién ingresados debieron ser trasportados a algunos hospitales atenienses.

El gobierno tiene miedo de que el sistema nacional de salud colapse, porque el número de intubados gira desde hace varios días alrededor de los 600, lo que representa, según tengo entendido, al menos el 80% de la capacidad de los hospitales y clínicas griegos. O sea, para decirlo sin remilgos: el gobierno griego dio un frenazo decretando la nueva cuarentena porque todo indicaba que de lo contrario en poco tiempo se iba a llegar a esa situación tan infernal que es la de ver que todas las camas ya están ocupadas con intubados y no queda más que “dejar morir” a los nuevos ingresados.

El otro indicador preocupante es el de los muertos. Si la memoria no me falla, durante la primera cuarentena el récord de muertos en un día no superaba los diez u once. Ahora estamos acostumbrados a que se nos anuncie diariamente la defunción de unas cien personas. Ayer, para dar una idea, el número fue de 111.

En síntesis, el panorama de la pandemina que ofrecen los últimos días es más o menos este: el número diario de contagiados, de intubados y de muertos es bastante alto para Grecia, pero la buena noticia es que las cifras se han estabilizado. No bajan, o solo lo hacen mínimamente, pero al menos no siguen creciendo. Con lo cual puede decirse que la cuarentena hasta ahora ha servido para detener el aumento de casos, pero no para irlos reduciendo. Tal vez esto último recién empiece a verse en las próximas semanas… Y de ello se desprende que esta cuarentena, que había sido fijada solo hasta fin de noviembre y que ya ha sido prolongada, va a seguir entre nosotros por muchas semanas más… «Pazienza», como dicen los italianos.

Acerca de Marcos G. Breuer

I'm a philosopher based in Athens, Greece.
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